¿Cómo se define un amor? Intento ponerle palabras a nuestra casa y todas se rehusan, escapan de mí, como si al nombrarlas perdieran su encanto, su fuerza, su espíritu. Es que Alma de Mora es tan difícil de definir como un amor. Trasciende las palabras, es un sentir, un querer, una danza, una inspiración.
Cruzar su puerta es entregarse al cobijo de una abuela vieja que mece sueños hasta parirlos ciertos, hermosos, reales. Fue testigo del comienzo de nuestra historia, en ella concebimos hijos y anhelamos una vida compartida cuando éramos todo coraje y pura pasión.
A ella volvimos para recuperarla del olvido. Supo esperar, paciente y hermosa a pesar de los años, el renacer de nuestro deseo.
No puedo evitar sentirla como un abrazo fuerte, un regazo sólido, una paz, un descanso, un arrebato, una corriente de entusiasmo y creación. La imagino riéndose sabia de nuestras acaloradas discusiones por el color de una pared o el por qué de un florero. Imagino a Alma de Mora como la guardiana de nuestros anhelos…
Quizás encontré la palabra. No en vano sus letras esconden aquello que inspiró cada uno de los objetos que habitan sus cuartos y rincones: Mora es Amor, el mismo con que el que sigue acunando día a día nuestros sueños.